Guillermo Lasso y los ‘Papeles de Pandora’, crónica de un saqueo

Por Natalia Sierra

El país atraviesa una nueva crisis social y política, mientras el presidente mantiene una posición no dialogante y está envuelto en graves escándalos de corrupción.

A las tensiones sociales con las que ha lidiado mal el Gobierno del cuestionado banquero Guillermo Lasso, se suma la mala gestión de la relación con la Asamblea Nacional, la explosión de una crisis carcelaria sin precedentes y una nueva exposición, en este caso con los reflectores internacionales de los Pandora Papers, del entramado offshore con que este mandatario neoliberal y ultraconservador ha escondido su capital y elude sus obligaciones fiscales.

Lasso, un millonario que elude impuestos según nos recuerdan los Pandora Papers, ha osado incluir una norma tributaria temporal al patrimonio y está empeñado en que se trate muy benévolamente a los más ricos en materia impositiva.

Este mandatario deslegitimado y falta de liderazgo impulsa tales medidas para cumplir ciertos compromisos cosméticos al Fondo Monetario Internacional (FMI). Poco le importa en su lógica ultraliberal que el proyecto de nueva ley tributaria, se enfoque realmente en cobrarle más a la clase media. Su empeño se centra en que todo sea recorte presupuestario, reducción del Estado y menos impuestos para los más ricos. De esta manera, Lasso pretende reconstruir relaciones sin abandonar la idea de incluir unos pocos y simbólicos impuestos a los potentados, reagrupando el rebaño de las decadentes élites ecuatorianas y, por supuesto, de los medios de (in)comunicación monopólicos que le defienden y hacen eco del discurso oficial, no obstante su cada día creciente desprestigio y falta de credibilidad en amplios sectores de opinión.

El país literalmente se desangra por sus cárceles, el lugar donde el Estado y la sociedad oculta sus injusticias y la indiferencia frente a ellas; lugar donde se recluye a los enmiserados, a aquellos que se les ha despojado de un futuro y aún peor de la esperanza. Con la pandemia, las desigualdades, las injusticias y la indiferencia parecen haber incrementado, a pesar de lo que se esperaba, teniendo en cuenta que la humanidad se enfrentó con su indigencia biológica. Al contrario, los poderes económicos y políticos aprovecharon la tragedia sanitaria para enriquecerse aún más, para succionar como depredadores hambrientos los pocos recursos que les han dejado a los pueblos, golpeados históricamente por la voracidad del mandato del capital de acumular valor a costa de la vida de los seres humanos y del resto de la naturaleza.

Como ya lo decía Marx, la burguesía ha desgarrado sin piedad todo vínculo entre los seres humanos para erigir como la única relación reinante al frío cálculo egoísta del interés mercantil, “ha hecho de la dignidad de la persona un simple valor de cambio”. La justicia, la solidaridad, la decencia, la empatía, la honestidad, en fin la ética hoy por hoy aparecen como “la más oscura de las conspiraciones” que amenaza el orden del saqueo, la depredación y la ganancia capitalista.

Cuando los pueblos estallan en indignación, cansados de tanta corrupción del poder, como ocurrió en octubre del 2019 en Ecuador y en varios países de Latinoamérica, son inmediatamente acusados de conspiración terrorista en contra de la sagrada real politik de la ganancia inmoral, mafiosa y criminal que domina el sistema económico global.

Nadie puede atreverse siquiera a cuestionar la marcha inexorable del capital, aunque ésta destruya la vida social y natural. Los grandes medios nacionales en una sintonía, esa si de conspiración, se lanzan en contra de la protesta legítima de los pueblos a los que tildan de vándalos por expresarse, mientras alcahuetean el robo descarado de la burguesía como hoy lo hacen con las filtraciones de los Papeles de Pandora.

Cuantos ecuatorianos y ecuatorianas están confinados en los depósitos de desgracia llamadas cárceles, la mayoría por haber intentado sobrevivir a la miseria a la que son condenados por la acumulación y concentración descarnada de la riqueza social en las pocas manos de los ricos; por ser la mano de obra más barata para el micro-tráfico, al que han sido lanzados por la propia indiferencia del Estado.

Mientras los que evaden impuestos y saquean la riqueza de toda la sociedad como es el caso del oscuro y cínico Guillermo Lasso, están gobernando y hablando de honestidad, justicia y encuentro. Aquellos que por robar para comer van a la cárcel y son señalados, acusados y condenados por toda la sociedad, que mira a otro lado cuando sabe que han sido masacrados por las mafias del capital ilegal, son las víctimas de los que no solo que ganan con los ahorros de los depositantes, sino que evaden los impuestos que tienen que pagar al Estado.

Según dicen las filtraciones, el banquero-presidente Lasso que habla de honestidad y justicia, ha recurrido a 14 sociedades financieras opacas en Panamá para evadir impuestos. Sin ninguna vergüenza dice que los que más tienen más paguen, cuando él, como buen especulador financiero, ha evadido los impuestos que tenía que pagar. Siempre habla de que empezó a trabajar a los 14 años y que con su “duro esfuerzo” llegó a ser el banquero exitoso, pero nuca nos dijo que sin pagar impuestos y estafando a la sociedad. ¿Cómo una persona así puede pretender tener una voz confiable y hablar de honestidad? Solo en el mundo éticamente devastado por la ganancia capitalista y más aún por la del capital financiero-usurero.

De ahí que el correísmo la principal tendencia política ecuatoriana ha endurecido su postura opositora frente al impopular gobierno de Lasso. Tanto el propio expresidente Rafael Correa Delgado como el excandidato Andrés Arauz han solicitado que se inicie un proceso político-jurídico que conduzca a la destitución del impúdico banquero que ha escondido su gran fortuna en guaridas fiscales con el propósito de evadir impuestos.

Igualmente, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) demandó una “acción urgente” por parte de la Asamblea Nacional (órgano legislativo) y la Contraloría para “buscar la transparencia” sobre los nexos del especulador financiero que hoy funge de presidente del Ecuador con la publicación de los Papeles de Pandora.

Esta historia de saqueo no es nueva, es vieja, conocida y encubierta por leyes, pactos, y por omisiones intencionales. El Estado no es otra cosa que esa institución pervertida que garantiza el permanente y sistemático robo a la riqueza social, y los gobiernos los grupos que ejecutan ese robo en complicidad con las empresas corruptas.

La pregunta es obvia: ¿quiénes realmente son los criminales?

Publicación original en Cronicon.Net

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