El cambio energético global y la enorme oportunidad que tiene Bolivia en convertirse la «capital mundial del litio»

Apunta a producir hasta el 40% del suministro mundial de carbonato de litio para el 2030, lo que lo convertiría en «la capital mundial del litio».

La Paz, 12 de agosto (LR) Todo lo que conocimos hasta hoy sobre el acceso a la energía, el transporte, nuestros propios hogares y la naturaleza del trabajo está comenzando a ser afectado por el hecho global del cambio de matriz energética. Las fuentes fósiles están camino a agotarse o a ser reemplazadas por otras de carácter renovable o sustentable. Esta transición está generando nuevas oportunidades, porque además necesariamente depende del desarrollo e implementación de nuevas tecnologías, lo que de manera simple y clara significa más inversiones.

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De acuerdo con lo datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por su sigla en inglés), para alcanzar la meta de cero emisiones netas de dióxido de carbono (CO2) para 2050, la inversión anual en energía limpia en todo el mundo deberá más que triplicarse para 2030, llegando a alrededor de $us 4 billones (sí, billones).

Esto creará millones de nuevos puestos de trabajo, impulsará significativamente el crecimiento económico mundial y se espera que logre el acceso universal a la electricidad y la cocina limpia en todo el mundo para fines de la presente década.

En términos macroeconómicos, el cambio energético tendrá dos efectos relevantes para los países. El primero, una ola de nueva inversión, que genera un impulso económico a lo largo de las diferentes cadenas productivas. El segundo es el impulso económico derivado del ahorro energético, que permitirá incrementar el gasto en otros productos y servicios. La transformación de la mezcla energética, que sustituye combustibles fósiles y derivados importados por energías renovables, generará un mayor valor añadido dentro de cada Estado.

La mayoría de las reducciones en las emisiones de CO2 hasta 2030 provienen de tecnologías que ya están en el mercado hoy, pero, en 2050, casi la mitad de las reducciones provendrán de tecnologías que actualmente se encuentran en fase de desarrollo o prototipo. Se deben realizar importantes esfuerzos de innovación en esta década para llevar estas nuevas tecnologías al mercado oportunamente.

La guerra en Ucrania está alterando significativamente la geopolítica energética. En lo inmediato, el recorte del flujo del gas ruso a Europa a través del Nord Stream está generando oportunidades para otros proveedores. Sin embargo, el efecto más profundo y de largo plazo es el incentivo para la inversión en energías renovables, tanto porque los altos precios del crudo hacen competitivas otras fuentes alternativas, como por el interés de los países europeos en no tener condicionada su soberanía al suministro de combustibles provenientes de otros países.

Así, la transición energética tiene tres componentes claves. El primero es, por supuesto, dejar de lado los combustibles fósiles. El segundo son las mejoras en la eficiencia energética, que implica el desarrollo de entornos y encadenamientos productivos con tecnologías de ahorro de energía y amigables con el medioambiente. El tercero es la conservación de la energía, es decir, el uso de baterías. Este último punto es particularmente relevante para Bolivia.

Litio.

El cambio de la matriz energética mundial significa dejar atrás el mundo de los combustibles que se queman para generar potencia, para ir a otro basado en la electricidad, que es generada a partir de fuentes eólicas, solares, marinas, geotérmicas, nucleares, biomasa y otras.

Ese futuro eléctrico requiere dispositivos de almacenamiento, de baterías. Ahí es donde interviene el litio y aparece la enorme oportunidad para Bolivia.

Uno de los aspectos medulares de este proceso gira en torno al transporte. De acuerdo con la IEA, uno de los pasos necesarios para alcanzar el cero de emisiones netas de CO2 en 2050 es abandonar la producción de vehículos de combustión interna en 2035. Sencillamente ya no se podrá adquirir automóviles nuevos de fábrica, propulsados por gasolina o diésel, a partir del 31 de diciembre de 2034.

La principal alternativa hasta ahora son los vehículos eléctricos. Tesla es actualmente la empresa líder en este sector y esto le ha permitido a Elon Musk encumbrarse como la persona más rica del mundo hoy en día, por un amplio margen respecto a sus seguidores.

Las ventas de automóviles eléctricos tomaron impulso en 2021 y se han mantenido fuertes hasta ahora en 2022, pero para garantizar el crecimiento futuro se requerirá de mayores esfuerzos. Según la IEA, es necesario diversificar la fabricación de baterías y asegurar el suministro de minerales críticos para reducir los riesgos de cuellos de botella y aumentos de precios.

Las baterías de litio son el componente clave para el transporte eléctrico. La ligereza de sus componentes, su elevada capacidad energética y resistencia a la descarga, junto con el muy escaso efecto memoria que tienen, implica que pueden sobrellevar un elevado número de ciclos de recarga. Esto ha permitido diseñar acumuladores ligeros con un alto rendimiento.

Las ventas de autos eléctricos (incluidos los híbridos enchufables y los totalmente eléctricos) se duplicaron en 2021, llegando a un nuevo récord de 6,6 millones de unidades vendidas. En la actualidad se venden más cada semana que en todo 2012, de acuerdo con la última edición del Global Electric Vehicle Outlook. A pesar de las tensiones a lo largo de las cadenas de suministro globales, en el primer trimestre de 2022 se vendieron 2 millones de autos eléctricos en todo el mundo. Esto es un 75% más que en el mismo período del año anterior. El número de coches eléctricos en las carreteras del mundo a finales de 2021 era de unos 16,5 millones, el triple que en 2018.

En China, las ventas de automóviles eléctricos casi se triplicaron en 2021 a 3,3 millones, lo que representa aproximadamente la mitad del total mundial. Las ventas también crecieron con fuerza en Europa (aumentando un 65% a 2,3 millones) y Estados Unidos (más del doble a 630.000). Los autos eléctricos chinos suelen ser más pequeños que en otros mercados. Junto con los costos de fabricación más bajos, esto ha reducido significativamente la diferencia de precios con los automóviles tradicionales. El precio medio de un automóvil eléctrico en China fue solo un 10% más alto que el de las ofertas convencionales, en comparación con el 45% en promedio en otros mercados importantes. Por el contrario, las ventas de autos eléctricos se están quedando atrás en la mayoría de las economías emergentes y en desarrollo, donde a menudo solo hay unos pocos modelos disponibles y a precios que son inaccesibles para los consumidores del mercado masivo.

Las baterías de litio ampliarán su rango de acción, con su aplicación en el transporte aéreo, marítimo y su uso industrial. Su presencia futura será prácticamente ubicua.

Mercados.

El valor del mercado global del carbonato de litio en 2022 está valuado en $us 7.490 millones. El pronóstico hacia 2030 es que esta cifra escale hasta los $us 18.990 millones, en tanto que el mercado global de compuestos de litio alcanzó en 2021 la cifra de $us 3.956 millones y se espera que llegue a $us 25.547 millones en 2030, de acuerdo con los datos de Grand View Research y que coinciden con las de las otras firmas especializadas en el rubro.

Según Benchmark, publicación especializada en inteligencia del litio, se pronostica que en 2030 la demanda de litio alcanzará los 2,4 millones de toneladas de LCE (equivalente de carbonato de litio, por su sigla en inglés). Esto es casi 1,8 millones de toneladas más que las 600.000 toneladas de litio que se producirán en 2022.

Los precios comenzaron a subir a principios de 2021 debido al sólido crecimiento de los vehículos eléctricos, a medida que la economía mundial se recuperaba de los efectos de la pandemia de COVID-19. A principios de enero de 2021 el precio del carbonato de litio se ubicaba en $us 6,75 por kilo. Esto se ha multiplicado por nueve hasta el presente. El hidróxido de litio se cotizaba en $us 9 y se ha multiplicado por más de siete veces hoy.

La hoja de ruta de la IEA, para alcanzar el cero neto en emisiones de CO2 en 2050, dice que el mundo necesitará 2.000 millones de vehículos eléctricos de batería, híbridos enchufables y eléctricos de celda de combustible en las carreteras para esa fecha.

No todo el litio del mundo puede destinarse a las baterías de coches eléctricos. El metal blanco también se usa en muchos otros artículos, como computadoras portátiles y teléfonos móviles, así como para fabricar aviones, trenes y bicicletas.

Bolivia, ¿‘capital mundial del litio’?

El presidente Luis Arce señaló que Bolivia apunta a producir hasta el 40% del suministro mundial de carbonato de litio para 2030, una meta enormemente ambiciosa que convertiría al país en “la capital mundial del litio”. Si aplicamos el cálculo del 40% en relación con el valor pronosticado del mercado de carbonato de litio para el año referido ($us 18.990 millones), estamos frente a la nada menor cifra de $us 7.596 millones. Ese es el monto aproximado al que apunta Bolivia con el negocio del litio al final de la década.

De acuerdo con lo informado por el ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina, Bolivia produjo en 2021 aproximadamente 543 toneladas métricas de carbonato litio, eso en función a que se reactivó la planta. Se espera que el presente año cierre con una producción de 900 toneladas métricas.

Se tiene previsto que a partir de fines de 2022 entre en operaciones la Planta Industrializadora de Litio, que tendrá una capacidad de producir 15.000 toneladas anuales de carbonato de litio.

Adicionalmente se lleva adelante el proceso de selección para la Extracción Directa de Litio (EDL), donde hay seis empresas que han completado exitosamente la fase de prueba piloto. Las negociaciones están en marcha con las mismas. Bolivia encabeza la lista de países poseedores de mayores recursos de litio con 21 millones de toneladas, seguida por Argentina con 19 millones, Chile con 9,8 millones y Australia con 7,3 millones, de acuerdo con los datos del US Geological Survey (USGS).

Sin embargo, la situación es diferente cuando se observan los datos de reservas y producción. En el primer caso, los países, según sus reservas de litio, están encabezados por los siguientes: Chile con 9,2 millones de toneladas, Australia con 5,7 millones y Argentina con 2,2 millones.

Según las definiciones del USGS, se entiende por recursos a la estimación que se hace de la cantidad de un mineral que existe en la naturaleza. Las reservas, por otra parte, se refieren específicamente a una parte de los recursos, cuya extracción es viable con las tecnologías existentes. Las reservas pueden ser consideradas como el inventario de trabajo de los suministros de las empresas mineras de un producto mineral económicamente extraíble.

En cuanto a la producción, en 2021 y siguiendo con los datos del USGS, la lista de los principales países es la siguiente: Australia con 55.000 toneladas producidas, Chile con 26.000, China con 14.000 y Argentina con 6.200.

Por Pablo Deheza de La-Razon.com